un segundo que cambie todo

reloj

Si lo piensas, nuestras vidas están llenas de segundos decisivos. Antes o después, tras eliminar alternativas, siempre acabas eligiendo entre el sí o el no, la A o la B, el seguir andando o pararte.

Mercedes y yo tuvimos que tomar muchas decisiones en muchos segundos importantes sobre nuestra hija, pero el segundo que más me llama la atención ahora es aquél donde acordamos poner en marcha toda esta locura del blog, de la fundación, del mostrarnos al mundo a corazón abierto y sin anestesia.

Tengo que reconocer que me siento más que satisfecho. Ese bendito segundo nos ha servido para mucho. No paráis de mandarnos muestras de cariño y agradecimiento en forma de correos, de comentarios, de invitaciones al Facebook, cuando los que de verdad nos sentimos agradecidos somos nosotros.

Hemos salido estos días, a nuestra rutina de siempre, al trabajo, a la compra, al colegio, a un cumpleaños, y hemos notado un cambio tan sutil como sorprendente. Por vez primera no hemos sentido ese aura de lástima que respirábamos abriéndose a nuestro paso hasta justo antes de aquél maravilloso segundo.

No sabría explicarlo, pero nos ha sabido a gloria. Parece como si, de repente, todo el mundo hubiese descubierto que tenemos una hija y que es fascinante, como lo son todos los niños. Antes del segundo, dolía escuchar muchas veces expresiones como «con lo que vosotros tenéis encima…». Creo que, en cuestión de un segundo hemos conseguido desterrar esa sensación para siempre.

Por otra parte, muchos padres de niños con los que compartimos terapias, han sabido aprovechar su segundo, y nos confiesan que más de una vez tuvieron ganas de hacer algo, y que les hemos servido de excusa perfecta para decidirse. También ellos notan un cambio, de dentro hacia fuera, y coinciden con nosotros en decir que la sensación de liberación es maravillosa.

Incluso, padres de niños sanos, sin ningún tipo de problema, me reconocen haber captado la indirecta, en un segundo, y han comprendido la moraleja de todo lo que contamos. Que la vida pasa volando, o no. Que los hijos acabarán por alejarse, o no. Que es imposible vivir sin preocupaciones, o no. Aprovechan el segundo del cambio, incluso han activado en su cabeza la capacidad de mostrar sus sentimientos, y se sienten pletóricos.

Es curioso, en cosa de tan sólo un segundo, parece que todos vamos cayendo en la cuenta de que somos humanos y, como si nos hubiésemos dejado todo este tiempo olvidado cada día el corazón en la mesita de la entrada hoy, por primera vez, nos hemos acordado de colocarlo en su sitio antes de salir de casa, ahí, donde debe estar, junto al pulmón.

Todos nos decís lo mismo, que estáis dispuestos a aportar vuestro granito de arena, por poco que sea. Pues bien, con todos esos granos, que no son pocos, vamos a empezar a hacer la playa más impresionante del mundo.

No sé si es cosa nuestra, o esto está funcionando. No lo sé, pero voy a pensar que sí, porque nos sentimos como nunca para iniciar este proyecto, no vaya a ser que llegue otro segundo, triste, gris, egoísta, malvado, de esos que te dan un bofetón de apatía, y nos haga a todos cambiar de opinión.

8 comentarios sobre “un segundo que cambie todo

    1. Es curiosa también la percepción de las personas acerca de las cosas trascendentes de la vida. Miras a alguien como «el problema» que podrías tener tú, y el miedo te impide conectar con la persona real que tienes delante. Y, también un día, después de caerte tantas veces que ya sabes que puedes levantarte, trasciendes tus limitaciones y miras la realidad con su infinita e inabarcable complejidad, belleza y posibilidades. Y, de repente, no sólo no hay miedo, sino empatía. No hay compasión, sino amor. Porque quien te está dando esa lección de superación y humildad es también quien, a pesar de sus dificultades, sabe ver la vida sin un cristal autorreflejante. Mira hacia sus metas y te enseña a mirar la esencia de la existencia solamente extendiendo hacia aquellas sus manos.
      Y, señores, creo sinceramente que no hay gafas para eso. Crecer como personas aprendiendo de los demás y devolviendo tanto amor como nos gustaría recibir, es sólo cuestión de maduración personal. Una vez que miras sin proyectar, la mirada es transparente, y lo es el corazón. Entonces, puedes empezar a aprender de verdad. De los niños los primeros, libres de corazas, prejuicios, miedos, «gafas». Vuestra vida es ahora más valiosa, vuestro mensaje se difunde porque nos toca. Disfrutadla y difundidla, os ayudan y ayudais, no os quepa duda que merecéis cada click y cada sonrisa.

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      1. Muchísimas gracias, Julia. Sin duda, cada uno tiene que encontrar su camino para cambiar su percepción de las cosas. Si me apuras, debe saber encontrar una razón que le abra los ojos de una forma más positiva. Nuestra razón la tenemos en nuestras hijas. Esta experiencia no hubiese sido la misma sin cualquiera de las dos. Una vez que consigues ese logro, esa meta, miras atrás y no entiendes cómo pudiste estar tan ciego, pero te alegras sobremanera de haber comenzado a ver, de verdad. Gracias, otra vez, por tus palabras. Bonita reflexión.

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  1. Ito, Mercedes con todo lo que explicais, me doy cuenta que los niños «todos» sanos o no sanos, no pueden vivir en una burbuja, tienen que disfrutar como el que más..

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