paso a paso

pies

Esos pies chiquitos me traen de cabeza. Apenas han crecido unos centímetros desde que nacieran a este mundo, colgados de la personita que es su dueña. Son dos llaveros, y calzan un 21 mal llevado, sobrándoles un dedillo hasta la punta, sólo por ponerle algo que no sea tan de bebé.

Son minúsculos, pero me encantan así, regorditos, blandos, sin estrenar. Esos pies y esas piernas son la clave de que la niña coja el sueño. Aún no sé quien disfruta más con las cosquillitas que le hago yo a esos pies, si la niña o el padre. Lo confieso, con la excusa de que se duerma, las acaricio para que coja el sueño y, una vez lo grado, me hago el loco, y las sigo acariciando viendo, silencioso, cómo duerme un angelito.

Merceditas no anda, pero ya andará. En eso estamos. Estamos en un camino largo, que se hace con todo tipo de pasos. Hemos dado miles, en sueños, tan largos y, a la vez, tan cortos como le permiten esos pies.

Hemos juntado montones de ellos en cada terapia, hasta poder hacernos una idea de cómo sería verla caminar.

La semana pasada desandamos parte de lo andado, en un baño de realidad con el traumatólogo que, poniéndonos los pies en la tierra, nos recordó que, más arriba, las caderas de la niña aún no están como debieran, y que hay que operar lo antes posible.

La realidad, a veces, duele. Es lo que tiene, pero al menos sirve para seguir avanzando en el buen camino.

Ahora tocan cuatro intervenciones feas, incómodas, pero insalvables, para hacerlas en dos días. Son necesarias si queremos que en el futuro no nos den guerra esos huesos.

En este camino tan difícil, a los padres nos toca decidir hacia dónde dar los pasos, hacia dónde mirar y caminar. En ocasiones, si no tienes la información adecuada, te puedes equivocar y tardar en darte cuenta. Y el tiempo que te lleve eso, el darte cuenta, como hemos dicho siempre, es fundamental.

No es culpa nuestra. No somos médicos. Pero es imposible sacar de la cabeza la idea de que tuvimos que pedir una segunda opinión mucho antes.

La única que teníamos era partidaria de esperar, de dar tiempo al tiempo ayudado de extraños aparatajes para ver si se corregían solos esos delicados huesos. Hoy, el tiempo se quedó dormido, y casi se nos pasa la hora de ponerse a trabajar con esas caderas.

Pensamos que lo ideal era eso, esperar, y nos olvidamos de que la niña crece y, con ella, si no se corrigen, también crecen los defectos que pueda tener. Una segunda opinión… Qué torpes estuvimos…

Ahora, nos esperan dos días de operaciones largos, insoportables para cualquier padre. Y, tras ello, nos esperan además unas cuantas semanas sin poder acariciar de nuevo esos pies, esas carnes bonitas que con tanta gracia menea la peque. Ella se queda sin su truco para dormir y yo sin verlo. Nos va a doler más que a ella, seguro, pero hay que pasarlo.

Si hay algo que duela aún más es el pensamiento de quien dio pasos que no le correspondían, decidiendo por nosotros, pensando que lo mejor era esperar o, si acaso, no hacer nada, para qué, si esta niña no iba a llegar a ninguna parte. Ahora sé que las cosas pasan por algo, que la vida te ofrece alternativas precedidas de un bofetón para que espabiles y sigas caminando.

Ahora sé, otra vez, que la niña acabará caminando y yendo, por supuesto, por partes, poco a poco, y paso a paso

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7 comentarios sobre “paso a paso

  1. Buena suerte familia. Alejandro tampoco anda todavia, y ya son 20 meses, y yo sueño con q corre. Y al final lo haran, correran. Poco a poco. Va a salir todo bien con esas operaciones, ya veras; merceditas es una campeona. Crei q la conoceria en la fiesta d la once pero estara convaleciente la p0bre mia. Muxisimo animo d corazon y q se recupere prontito. Un dia van a jugar a pillar los dos juntos y nos vamos a reir d todo esto…aunq parezca q no se acaba nunca

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  2. Una segunda opinion debería ser obligatoria, nosotros la pedimos y menos mal que lo hicimos porque libramos a nuestra hija de llevar una válvula innecesaria en su cabecita para toda su vida. Animo a todo el mundo a pedir una segunda opinión no cuesta nada y se puede ganar mucho. Comprendo perfectamente tu preocupación, a mi hija la tienen que operar su cráneo se ha quedado pequeño para su cerebro en crecimiento y puede ser peligroso hay que pasarlo y ya esta. Hemos buscado al mejor y él la operará todo sea por ella. Un saludo y mucho ánimo sois unos luchadores.

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  3. Ya mismo esta en casa entre nosotros. Y veras la que nos espera para explicarle a Enrique que tiene que tener cuidado con la prima, que tiene que cuidarla. Besitos

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