la buena educación

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Son días de nervios para aquellos padres que están preparando todo el papeleo de la escolarización. Os aseguro que no lo es menos para los que somos padres de niños con necesidades especiales. Muy al contrario, las opciones para nuestros hijos son mucho más contadas y con más matices que cosas en común.

Para entenderlo, hay que partir de la base de los cuatro módulos que contempla el sistema educativo actual. Así, el A se corresponde con la enseñanza ordinaria; el B, es una modalidad de integración por la que un niño de necesidades especiales pasa un tiempo entre un grupo ordinario y otro tanto con monitores especiales; el C, pasa por estudiar en un aula específica, dentro de un centro educativo ordinario; y el D, que se corresponde con un centro especial.

Atendiendo a los recursos humanos y materiales con que cuentan, no todos los centros están preparados para admitir niños en régimen de las modalidades B o C, por lo que el abanico de posibilidades, como ya anunciaba antes, se acorta sensiblemente.

Antes de comenzar la tramitación de la escolarización, un equipo de la Administración Autonómica valora al alumno con necesidades especiales y elabora un informe para clasificarlo conforme a los niveles que acabamos de explicar.

Nuestra hija, por ejemplo, ha sido encuadrada en la modalidad C, por lo que debería incorporarse en un grupo de un aula específica dentro de un centro ordinario. Esa situación no es irreversible, pues cada tres meses cabe la posibilidad de que se solicite una nueva valoración. En ocasiones, algunos padres entendemos que no es lo óptimo para nuestros hijos intentando, siempre que sea posible, lograr lo más parecido a la integración total.

Existe una alternativa, debido a la falta de regulación de la normativa, que consiste en prorrogar de forma extraordinaria un año la permanencia del alumno en el primer ciclo de infantil, o sea, guardería, antes de que se incorpore a sus estudios de segundo ciclo. Entraría, de ser así, con cuatro años en un curso con niños de tres.

El por qué de esta opción es muy sencillo de entender. La evolución que experimentan algunos niños permite ser optimistas respecto del nivel que pueden alcanzar con un año más de trabajo. Es una cuestión de alcanzar una madurez mayor para poder integrarse en el sistema dentro de un curso ordinario, a ser posible.

No hay que dejar de tener presente que se trata de dar con la mejor educación para el niño, y ésta será la que más se adecúe a sus necesidades y capacidades. No se trata de forzar la incorporación del niño a un nivel superior, si no de dar algo más de margen temporal por si esas condiciones se logran a base de mantener la línea de evolución que presente cada niño en su caso particular.

Al no estar regulado, es algo que depende del criterio de las autoridades y, por supuesto, debe solicitarse expresamente por los padres y su tutor en primer ciclo. Hay que estar preparado para embarcarse en una tramitación espesa y con unos plazos muy cortos, los que marca el propio calendario de escolarización, pero que creemos vale la pena intentar.

Ahí nos vemos nosotros, con un ojo puesto en los papeles de los colegios, y otro en el buzón, a ver si llega la bendita respuesta de Educación.

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2 comentarios sobre “la buena educación

  1. Paciencia y pasito a pasito… Mi opinión con respecto a la opción que habéis decidido es que no os estáis equivocando. Suerte con el papeleo…

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  2. Creo que es una buena opción en el caso de niños con retraso madurativo. Yo pensé también esta posibilidad para mi hijo Pablo y, en su caso, me lo desaconsejaron, alegando que en el colegio los otros niños «tirarían más de él» y su desarrollo sería mayor. Hoy por hoy creo que fue un error pasar al colegio tan pronto sobre todo teniendo en cuenta el cambio de país y de idioma que en nuestro caso acompañó al cambio de etapa. Los colegios no están dotados para atender a niños demasiado pequeños y un niño con una edad cronológica «adecuada¨» para abordar el primer curso de Infantil pero una edad “corregida” mucho menor sigue siendo casi un bebé y está mejor en una guardaría.

    Mi lucha ahora es conseguir que se quede un año más en la Etapa de Infantil para no comenzar Primaria demasiado inmaduro. Según creo, la ley sólo permite al niño repetir una vez en el periodo que engloba esta etapa y el Primer Ciclo de Primaria (primer y segundo curso). La tendencia natural es hacer que el niño entre en el colegio en “su año” y se intenta que repita lo más tarde posible. Pero, es, Bernardo, cómo tú dices: cuestión de alcanzar una madurez mayor para poder integrarse en el sistema…, y yo añado: de la manera más parecida posible al resto de los niños, porque así el aprovechamiento de cada curso será mayor.

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